9 ago 2008

“Nuestra participación en las movilizaciones fue contra el proyecto desestabilizador"


Entrevista con Patricio Echegaray, Secretario General del Partido Comunista.

-Repasemos la génesis del conflicto por las retenciones.

Un dato objetivo central es el momento de “bonanza” que el precio internacional de la soja brinda hoy a los empresarios del agro. El gobierno había estimulado esas ganancias al mantener un dólar alto y subvencionar los costos del combustible, acordando a su vez un nivel de retenciones. Pero a fines del 2007 todos los analistas empezaron a pronosticar un salto aún más insospechado de estos precios. Entonces el gobierno pide participar de estas ganancias y se genera un conflicto gigantesco, una puja por el reparto de esas súper ganancias extraordinarias.

El gobierno tenía una alianza con esos sectores de la burguesía agraria exportadora, que se puso en crisis cuando quiso ir mas allá de un determinado punto donde se topó con la voracidad de estos grupos enfervorizados por la tendencia de un negocio cada vez más lucrativo, que se presume continuará así por diez años más. Cerca del bicentenario esta burguesía es más voraz y más depredadora que aquella oligarquía del centenario.

Pero la pésima instrumentación de una medida correcta como son las retenciones móviles, favoreció la resistencia de esa nueva burguesía constituida alrededor de los negocios agrarios, y le permitió a la Sociedad Rural, a los pooles de siembra, a los cuatro o cinco monopolios de la exportación que, aprovechando a su favor el descontento que la aplicación universal del impuesto generó en los sectores menores del agro, lograron salirse con la suya e impedir la suba progresiva del impuesto.

Esta coyuntura disparó un movimiento acelerado de la derecha para acumular fuerzas y ponerse en condiciones de presionar, arrancar concesiones y evidentemente desestabilizar al gobierno.

En todo este proceso jugó un papel esencial el accionar de los medios, la “Patria Mediática”, como la llama Aliverti. Los medios argentinos se venezolanizaron y se dedicaron a atacar las posiciones del gobierno y justificar el lock-out patronal.

-Luego el gobierno procuró introducir algunas reformas que beneficiaran a las PYMES del agro.

Cuando la Rosada intentó corregir ese error nosotros planteamos que se diferenciara más a los diferentes sectores a través de retenciones segmentadas. Propusimos avanzar en otra serie de leyes como la ley de extranjerización de la tierra y una nueva ley de arrendamiento que permita coartar el avance de los pooles. También consideramos que el Estado debe recuperar para sí el monopolio del comercio exterior de granos, recreando políticas que ya existieron en la Argentina por medio de la Junta Nacional de Granos y la Junta Nacional de Carne.

El gobierno concedió reintegros, subsidio a los fletes, 30 por ciento de retenciones, pero el ataque desde los medios y la derecha ya era imparable. Los dirigentes de la Federación Agraria, fascinados con esos meses de fama que parecían interminables y envalentonados por los canosos más pícaros y pesados de la mesa de enlace, perdieron la oportunidad de alzarse con esa conquista.

Con la derogación de la 125 perdieron todo eso. El voto de Cobos decidió que los grandes productores pagarán un 12 por ciento menos y los pequeños productores un 10 por ciento más.

-¿Cómo evalúas la posición que el Partido asumió en este período y su participación en las convocatorias a Plaza de Mayo y Congreso?

Nuestro enfoque crítico del gobierno no nos impide ver que acá estuvo y está montada toda una estrategia de la derecha para acumular capacidad de desestabilización. Nuestra participación en las movilizaciones ha privilegiado plantarse contra ese proyecto desestabilizador, a favor de las retenciones y por su empleo en la distribución de las riquezas extraordinarias que produce la Argentina. Y para distribuir riquezas en función de asegurar derechos no se puede permitir que se cuestione la capacidad del gobierno para intervenir en la economía. Si se quiebra esa potestad del gobierno se hace difícil reclamar todo lo que planteamos, como que la retenciones se tienen que extender a la minería, la pesca, el petróleo, y que ya es impostergable una reforma impositiva que incluya revisar y quitar el IVA sobre los productos básicos.

-¿Qué hay del malicioso veredicto que bien por derecha o por izquierda acusa al PC de apoyar al gobierno?

Yo estaría loco si me preocupara de que nos acusen de defender al gobierno cuando la derecha está desbocada y las cacerolas de teflón piden “que los montoneros y los comunistas se vayan a Cuba, a Venezuela…”.

Antes que nada estamos contra la derecha, y no nos chupamos el dedo: sabemos que atrás de todo esto está la embajada norteamericana, está Bergoglio y están los grandes grupos económicos. Alrededor del conflicto del agro se han reordenado las fuerzas de la derecha. Por lo tanto, no me preocupa participar en acciones que vayan en contra de la derecha y del imperialismo. Por otra parte, con fuerzas cercanas al gobierno ya nos hemos movilizado antes, por ejemplo en Mar del Plata para la lucha contra el ALCA. Con muchas de ellas venimos haciendo cosas juntos desde hace rato, desde el Frente del Pueblo, del FRAL, con encuentros y desencuentros. Con D´Elia venimos desde los cortes de La Matanza, no es que nos conocimos ayer con Delia y nos fuimos a la Plaza. Y conste que tuvimos grandes debates cuando ellos privilegiaron “la zambullida en el kirchnerismo”, y nosotros un enfoque de autonomía. Entonces ellos hoy dicen han acumulado y nosotros no. Nosotros hemos privilegiado el enfoque de la autonomía, y lo seguimos privilegiando, porque para construir la fuerza que hace falta es necesario mantener ese criterio. Desde la autonomía se puede abrir un camino de alianza con el gobierno, algo que dependerá de ellos más que de nosotros

Pero no hay que dejarse engañar: la derecha no ataca al gobierno por sus errores, sus defectos o sus limitaciones, sino por los pasos que ha dado y pareciera querer dar con esto de las retenciones. Apuntan a su virtud principal, que es el posicionamiento antimperialista que ha tomado respecto a la nueva situación en América Latina. El primer punto programático de Macri, de Carrió y de Duhalde es romper con la política exterior del gobierno y desde ahí confrontar los procesos que con distinto tenor apuntan a romper con el neoliberalismo y el imperialismo en función de un proceso de soberanía, de una segunda independencia en el continente.

No es lo mismo para el conflicto que hay en Bolivia si este gobierno tiene posiciones favorables al proceso de cambio que hay en América Latina o no las tiene. Igual en relación al proceso que viven Ecuador y Venezuela. Está claro que gobiernos como el de Lula o el de los Kirchner no pueden ser ubicados en la vanguardia más avanzada de los procesos latinoamericanos, pero sí como gobiernos que se alinean en una relación de comprensión, de solidaridad y de integración a ese proceso, algo que para el gobierno norteamericano ha significado un retroceso que ahora procuran revertir.

-¿Pero acaso no es verdad que el Partido ha venido reprochando al gobierno su doble discurso?

El tema es como se ubica uno. Si la presidenta pone sobre la mesa la necesidad de discutir la distribución de la riqueza, en términos estrictos podemos decir que cae en el doble discurso, porque en los hechos la distribución de la riqueza está todavía muy lejos de ser lo que la Argentina necesita y reclama. Pero seriamos necios si no reconociéramos que cuando la presidenta habla de distribución genera las posibilidades políticas para el abordaje de ese tema. La denuncia del doble discurso deja de ser una prioridad ante la posibilidad de aprovechar el clima creado para promover un debate lo más profundo posible sobre la necesidad de distribuir la riqueza.

Nuestra denuncia del doble discurso nunca implicó una negativa a discutir. Por otra parte, en el 2008 yo no puedo decir que aquí no ha habido ningún tipo de distribución de la riqueza, algo que sí era correcto en el 2004. Yo no puedo decir que es lo mismo el 20 por ciento de desocupación que el 8,5, aunque después yo explique que la tasa de empleo actual encubre una masa de precariedad que abarca un 50%. Pero sigue siendo claro que no es lo mismo tener 50 por ciento de pobres que 20, que no es lo mismo 25 por ciento de indigentes que 15.

Queda claro que estas cifras, que han empeorado en estos meses, son espeluznantes para un país con un crecimiento económico del 8% mensual. Con estos datos yo advierto y debo entender que los enfoques de tercera vía van llegando a un techo. En un país tan rico como el nuestro y con tan poca población es preciso y posible avanzar a la cifra cero: cero pobreza, cero desempleo. Pero para lograrlo ya no es viable la teoría del derrame de la copa. Hay que volcar la copa, y esto requiere una voluntad relacionada con el enfoque latinoamericano que ha dado en llamarse “Socialismo del siglo XXI”.

Por lo tanto nosotros continuamos con nuestra crítica en relación a la debilidad mostrada por el gobierno en los temas de distribución y por eso defendimos las retenciones móviles, porque pueden ser herramientas favorables para la lucha contra la pobreza. Y pedimos extenderlas, y pedimos nacionalizaciones, pero no las nacionalizaciones al estilo de antes en que solo participaba el Estado, un Estado que quedaba a merced del gobierno. Estamos planteando más un modelo de nacionalización de la que participe el Estado, participen los trabajadores y participe la comunidad.

-Y eso requeriría una voluntad de carácter revolucionario.

Kirchner subió con la idea de empujar un capitalismo nacional, de recrear una burguesía nacional, y despertó la ilusión de que era posible volver al keynesianismo peronista. Pero eso no era posible porque la historia no retrocede y, en todo caso, las reformas keynesianas posteriores a la segunda guerra hoy se han vuelto medidas revolucionarias que requieren otro tipo de proyecto, otro tipo de voluntad.

Siguiendo la evolución de su gobierno, vemos que el proyecto que ellos han desarrollado va acercándose a un límite. Vemos que las alianzas que han establecido se van fracturando, y que el pacto coherente con la consecuencia y la conclusión de aquel discurso, el pacto del bicentenario, debiera ser hoy un pacto basado en la toma de medidas drásticas respecto de la distribución, para lo cual la alianza fundamental tendría que ser con los sectores populares.

Si el gobierno no mantiene y no radicaliza sus posiciones en cuanto a las políticas distributivas y no consolida a fondo la alianza con los sectores populares y medios, puede quedar a merced de estas burguesías que aunque han hecho enormes ganancias durante la gestión Kirchner, no están satisfechas, y quieren más.

Alrededor de este conflicto dio un salto de calidad el proceso de organización de la derecha y eso no nos es indiferente, entre otras cosas porque tenemos experiencia, y siempre vienen primero por nosotros. Por eso intentamos obstaculizar la conformación de un bloque de poder que le sirva a la derecha para afianzar la defensa de sus intereses en un futuro cercano.

Nos parece que el gobierno tiene limitaciones y que el bloque popular está disperso, y por lo tanto queremos ayudar a conformar una fuerza política de izquierda que contribuya a constituir este otro bloque de poder. En ese espacio le planteamos al gobierno un tipo de oposición donde aparte de criticarlo ayude, en la medida modesta de nuestras fuerzas, a empujarlo en una dirección positiva.

Le planteamos que el proyecto de capitalismo humanizado tiene limitaciones muy evidentes y puede tener serios problemas, puede incluso poner en peligro la gobernabilidad.

-¿Hacia dónde te parece que podría resolverse la crisis de gobernabilidad?

Primero es preciso recalar en que, aparte del conflicto con los terratenientes, la alianza del gobierno con los sectores industriales también se ha complicado. Techint ha intentado que el gobierno argentino defienda a capa y espada sus intereses frente a la nacionalización de Sidor en Venezuela, y el gobierno argentino aparentemente no ha satisfecho las expectativas de Techint. Por otro lado no es un secreto que en la Unión Industrial están muy preocupados por la bajada del dólar, que les genera un perjuicio a sus fabulosas ganancias. También percibimos un grado de tensión con otra alianza, como es la que el gobierno tiene con la CGT. La fractura capitaneada por Barrionuevo y comandada por Duhalde tiene como objetivo lastimar esa otra pata.

Pero el punto central es que la gobernabilidad puede entrar en un grado de crisis tal que se torna necesario conformar una fuerza nueva en la política argentina, una alianza de izquierdas y centro izquierdas capaces de suscitar consenso para ordenar una serie de medidas económicas de que produzcan el efecto de un “shock distributivo”. Que concite la autoridad para imponer una reforma copernicana al sistema impositivo de un país donde la suma de los tributos que provienen de la bonanza agraria representa solo el 8 por ciento del total recaudado, mientras el IVA cube el 35 por ciento. El impuesto a las ganancias y a las grandes fortunas llega en Francia al 50%. Por lo tanto era y sigue siendo justo y necesario avanzar por ese camino. Esos fondos deben servir para aumentar el gasto público en salud, educación, en todas las áreas que tienen que ver con el bienestar popular, generando en definitiva un mercado interno cada vez más importante. Para hacer eso hace falta otra fuerza, la que se tiene que desarrollar en franca confrontación con la derecha y con autonomía del gobierno.

Si en un futuro cercano la derecha consigue lastimar más al gobierno, las fuerzas progresistas y el campo popular no lo van a pasar bien.

La derecha, aparentemente, todavía no tiene dirigentes de confianza, todavía no ha articulado su fuerza de manera suficiente. La reaparición de Duhalde tiene que ver con esa necesidad de encontrar un articulador mas sólido, y efectivamente lo puede ser, por eso uno se preocupa más.

-Otras agrupaciones de izquierda resolvieron el momento político de forma diferente, diciendo “No al campo pero también No al gobierno”.

Nosotros rechazamos la neutralidad. Es una situación de crisis y confrontación muy delicada, y si acá se pierde la legitimidad del Estado para actuar en la economía y cobrar impuestos extraordinarios a las ganancias extraordinarias, el retroceso será cualitativo. Cuando la derecha utiliza el conflicto para su acumulación política se debe participar activamente. Si la izquierda no actúa para constituir una nueva fuerza, si nosotros no participamos activamente en todo esto, realmente estamos actuando en contra de nuestra línea política. Cuando los que se movilizan dicen que a estos montoneros y comunistas de mierda hay que matarlos o echarlos, si dirigentes y movilizados en estas circunstancias repudian a Cuba, repudian al proceso venezolano y de América Latina en su conjunto no queda lugar para la neutralidad.

Estamos ante una derecha muy agresiva, que si bien no está lanzada al golpe está lanzada a un proceso de acumulación de fuerza y de desgaste de su contrincante principal, que sería el gobierno. En este proceso cabe enfrentar a esa derecha, empujar a que el gobierno tome decisiones más radicales, y promover al mismo tiempo la conformación de una fuerza nueva. La conformación de esa fuerza, amplia en sus afluentes, audaz y elocuente en sus contenidos programáticos, será la respuesta para salir al cruce del esquema político argentino generado con la erupción de una derecha política nueva, donde el fascismo militar no ocupa el centro de la escena.

Es vital que aparezca una fuerza de izquierda con capacidad para incidir, y creo que hay condiciones para formarla. Pero es preciso que todos reflexionemos sobre el grado crónico de fragmentación al que hemos llegado y estamos llamados a superar.

-¿Esta fuerza podría coincidir con el gobierno?

Dependerá de las posiciones del gobierno. El proyecto del gobierno ha llegado a un tope. Ya no le alcanza para resolver a fondo los problemas de pobreza y desocupación, porque para eso no alcanzan los proyectos del “capitalismo humanizado”. Hace falta aplicar un programa de reformas profundas, para lo cual se requiere una voluntad de carácter revolucionario.

Nosotros seguiremos impulsando una fuerza independiente del gobierno, completamente autónoma, con una capacidad de espíritu crítico que levante ese programa de transformaciones.

El gobierno ha efectuado una serie de avances relativos en relación al tema de pobreza, de la desocupación, de la indigencia, pero esto todavía es débil, tiene que hacerse de manera mucho más contundente. Nosotros tratamos de aportar marcando un camino, uniendo a diferentes sectores para proyectar este proceso más hacia la izquierda, hacia una distribución más sólida, que reduzca drásticamente la desigualdad. Para eso es necesario transferir la riqueza desde donde se ha concentrado a los sectores donde hace falta. En una palabra, no creemos que la política del derrame pueda dar mucho más, hay que volcar la copa.

Se debieran recuperar las áreas criticas de la economía que fueron privatizadas, y hacerlo con un criterio de empresa pública, y hacer eso significa asumir una voluntad, una decisión de carácter revolucionario.

Pienso entonces en una fuerza cuyo programa sea volcar la copa, sabiendo que al volcarla la copa se rompe y que los vidrios cortan, y que por lo tanto se requiere una gran determinación.

Necesitamos para ello construir una organización que agrupe a los amplios sectores que se animan a dar vuelta la copa, a todos quienes pensamos y actuamos en ese sentido, sectores definidos en el nacionalismo popular revolucionario, sectores que se llaman en general transversales, con lo cuales hemos compartido la lucha contra el ALCA y por la integración latinoamericana, en respaldo a procesos como el de Evo Morales, Chávez, Correa, con quienes también hemos compartido movilizaciones contra la derecha y por la distribución de la riqueza. Nosotros tratamos de hacer mas cosas para trabajar en este sentido. Por eso trabajamos con D’Elia, con Depetris, con la CTA, los movimientos cooperativos, con Basteiro, sectores que están fuera y dentro del gobierno, porque creemos que la fuerza nueva la tienen que integrar sectores que están fuera y dentro del gobierno.

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